Nuevas pruebas avalan que la muerte de 350 elefantes en Botsuana durante 2020 se debió a beber de pozos de agua donde las poblaciones de algas tóxicas habían aumentado debido al cambio climático. Un análisis dirigido por el King's College de Londres muestra que es muy probable que los animales se envenenaran al beber de pozos de agua donde se habían desarrollado floraciones tóxicas de algas verdeazuladas, o cianobacterias, después de un año muy húmedo seguido de uno muy seco.
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