Marruecos y la marihuana. Una vuelta de tuerca

Decía el periodista Miguel Ángel Aguilar que cuando un político español quiere que una medida no salga adelante pero sin que se le note mucho que la está torpedeando, monta una comisión. Con respecto a la legalización de la marihuana con fines terapeúticos, en el Congreso se estableció no una comisión, sino una subcomisión. Exacto, los partidos españoles con mayor representación no quieren hacer NADA de NADA con la marihuana. En el plano médico no se podrá utilizar como alternativa como alternativa a medicamentos posiblemente más caros —y seguramente con más efectos secundarios— como solución a problemas de salud, y en el plano recreativo ni se contempla, que eso de fumar porros es cosa de vagos que luego se van a pasar a la cocaína, a la heroína y terminaran de arruinar sus vidas asaltando una sucursal del Banco Hispano-Americano (discúlpeseme la licencia poética) para pagar sus deleznables vicios.

Con respecto al Partido Popular la cosa la tengo clara. En el ámbito de la teoría política, pertenece a la doctrina nominalmente liberal pero que se sustenta en raíces —siendo generosos — democristianas. En realidad esta tradición no tiene nada de liberal, pues establece un marco económico que protege y beneficia a los grandes actores frente a la libre competencia, y en el plano social la cosa es aún más sangrante porque prohíbe el libre albedrío de la ciudadanía al establecer desde una perspectiva moral, más bien puritana, lo que los individuos tenemos permitido hacer. El liberalismo en este campo es imprescindible para una sociedad sana y madura en mi opinión, y encuentra sus raíces en teóricos como Thoureau, quienes establecieron el marco de la clásica máxima antiestatista de que el Estado no tiene el derecho de decirme lo que hago con mi vida, o con mi cuerpo, o lo que consumo, si no perjudico a otra persona. Eso es el liberalismo y el Partido Popular no tiene nada que ver con ello, pese a lo que establezca su propaganda.

En el caso del Partido Socialista la cosa tiene más aristas, alguna de ellas bastante disimuladas. No voy a entrar aquí en el viejo debate de si una organización de estas características es o no de izquierdas, pero en el tema de la marihuana no deja de sorprenderme para mal. En realidad, la sociedad española como sujeto político emanado de la transición es una estructura bastante tolerante en un marco global. Ha sido pionera en elementos como el matrimonio homosexual o la eutanasia, y pese a las resistencias, ni por asomo han sido temas que hayan amenazado con romper el sistema por una tensión conservadora masiva. Entonces, ¿qué le ocurre a este partido con respecto a la marihuana? Más allá de presiones espúreas —que estoy convencido que las hay— de grandes empresas, en este caso farmaceúticas, y a las que el PSOE en este ámbito y en otros ha demostrado no ser impermeable (recordemos que España es de los países en los que más—sino el primero— benzodiacepinas se recetan) tengo la teoría de que la geopolítica con el gobierno de Marruecos, ante cuyos chantajes se cae una y otra vez, tiene algo que ver. El país del norte de África tiene un flujo constante de dinero proveniente del narcotráfico de hachís a Europa, y en ese sentido la puerta de entrada por España juega un papel crucial. Si la marihuana se legalizara en España, sería un durísimo golpe para esa corriente económica que beneficia a las mafias y a las estructuras de poder marroquís, y por tanto el gobierno de ese país tiene mucho que perder en ello. No tengo pruebas, y no lo he leído en ningún medio de "información", pero me temo que el PSOE en este caso —como en otros— no mira tanto por el interés de su ciudadanía como en no "enfadar" a sectores poderosos. Es un ámbito global en el que entraría también el último —y vergonzante— acuerdo con Marruecos sobre el Sahara: aceptamos vuestro plan de "autonomía", no os tocamos las narices con temas como la marihuana y vosotros a cambio nos controláis a esos negros que entran en Ceuta y Melilla y que quedan muy mal en la tele.

Por lo tanto, con la marihuana estamos ante otra oportunidad perdida. Sea mi teoría cierta o no, es una pena que este sector tenga que estar en las sombras por una mezcla de puritanismo y presiones económicas. La cosa se ve en ejemplos como el "Heraldo de Aragón". Por mucha gente este periódico se suele considerar como muy conservador, aunque en realidad algunos de sus directores han estado muy alineados con el PSOE (esto podría ser un elemento en el debate sobre si el partido es de "izquierdas"). Pues bien, suele ser frecuente encontrar en sus páginas noticias sobre lo perniciosa que es la marihuana junto a publireportajes de bares. Me llama la atención que personas más inteligentes que yo consideran que la marihuana es una puerta de entrada a otras drogas, pero no ven al alcohol —mucho más perjudicial en términos generales— de la misma manera, y me temo que campañas propagandísticas en la prensa desde hace décadas tengan que ver con esto. Así que, por unas cosas o por otras, perdemos de nuevo una nueva oportunidad económica y de libertades. Por desgracia, partidos que podían haber hecho presión en los últimos tiempos y que se habían atrevido a tener una opinión a contracorriente en este tema, como Ciudadanos o Podemos, han metido tanto la pata en otros temas que han perdido su peso en el panorama político español. Y a ello ha contribuido el que se enzarzaran en ideológicos ataques furibundos, calificando poco menos de peligrosos estalinistas los primeros a los otros, y estos casi de falangistas a los naranjas, en vez de centrarse en ponerse de acuerdo en los temas en los que coincidían, como este o la reforma electoral.

Así que tal y como están las cosas, los ciudadanos volvemos a encontrar un ámbito en el que estamos desamparados por la clase política. Con respecto a la marihuana. Si usted, lector, es de los que la utiliza, me permito pedirle que haga como un amigo que se fuma un porrete todas las noches. Sabe que es una droga, como el café o la cerveza, y que como estos productos tiene sus contraindicaciones (para algunas personas especialmente peligrosas) pese a lo cual se toma una taza de café todas las mañanas y una birra de vez en cuando: use el producto de cercanías, también con la planta, y que se fastidie el PP, el PSOE y el nada democrático gobierno de Marruecos.