En los últimos tiempos se han establecido edificios que dan diferentes servicios entre los más acaudalados y los menos favorecidos, que viven allá ayudados por el Gobierno. Así, muchas veces deben utilizar diferentes puertas de entrada al recinto, no pueden utilizar los mismos espacios (por ejemplo, el gimnasio, siquiera pagando cuando es gratuito para los más acaudalados). Los promotores lo justifican con que no es una cuestión de racismo ni discriminación sino de "negocios".
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