Los llamamientos a acelerar las evacuaciones y a cerrar los centros de detención se repitieron tras el ataque, pero han servido de poco: decenas de personas vuelven a encontrarse, menos de un mes después, recluidas entre sus paredes. Los riesgos a los que están expuestas, insisten desde MSF, siguen siendo los mismos. "A pesar del reconocimiento por parte de las autoridades libias y la comunidad internacional de que el centro de Tajura no es seguro, está lleno de migrantes".
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