Durante años, una orangutana llamada Pony fue obligada a prostituirse en Kereng Pangi, en Indonesia. Para que se parezca a una mujer, la maquillaban, depilaban su cuerpo, la vestían con ropa y adornaban, Los clientes por un par de monedas podían abusar sexualmente de la orangutana. Se trataba en su mayoría de trabajadores agrícolas que, procedentes de las zonas de campo colindantes, solicitaban la compañía de Pony. Pese a que habían mujeres que también eran esclavizadas sexualmente en ese lugar, los hombres preferían al animal.