La actividad del 'gigante asiático' lucha por mantener un crecimiento anual del 5%, una tasa que todos los países desarrollados desearían, pero que se antoja escasa para una economía que parece atascarse en la trampa de ingresos medios. Pese a esta desaceleración, Pekín está importando cantidades récords de materias primas, algo que no tiene mucho sentido, salvo que el Gobierno chino esté preparándose para algún evento disruptivo.