Estos varones -que aquí nos quedan tan cerca- son los que mueren en los festejos taurinos, los populares bous al carrer valencianos, y también los que mueren en los ríos o acequias y los mares de nuestra geografía. Y todos ellos como consecuencia directa de los dictados de género que hacen que uno de los pilares de la identidad masculina sea demostrar, a través de actividades que implican necesariamente riesgo, que se es hombre.