Vaya por delante mi pena. Es un horror ver la decadencia y decrepitud moral y, por ende, artística, la tuya,—porque la física me interesa bien poco—,de uno de tus ídolos de adolescencia. Fuiste un señor, elegante y correcto, con carácter, sí, pero “escuchable”. El transgresor que supo encauzar su carrera hacia un reino de salamandras, nenas, amantes, amapolas y seres alados varios. Aquel Bosé moderno de mente y corazón cosmopolita. Tú fuiste eso y más. Nos dejabas una puerta entreabierta para el que quisiera. PEEEERO