La vivienda no es solo el lugar donde descansamos, comemos o desarrollamos nuestra intimidad, es también nuestro elemento principal de conexión con el territorio y, por tanto, con la comunidad humana que en ella vive. No es posible hablar de barrio o ciudad, desde un punto de vista socio-antropológico, sino es mediante el establecimiento de un tipo de relaciones sociales especiales, basadas en la cercanía y la repetición de los encuentros, que acaban por generan una conciencia, identidad y tejido social único.