En total, las fuerzas políticas han costado a las arcas públicas nada menos que 700 millones de euros en la última década por ese concepto de gasto de funcionamiento ordinario. Si a ello se suman las subvenciones electorales por votos y escaños conseguidos, los pagos para sufragar los gastos de seguridad y las ayudas a las fundaciones de los partidos, el coste para el Estado sobrepasa con creces los 800 millones de euros.
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