La Amazonía arde cada año con la complicidad de la comunidad internacional. La deforestación ilegal destruyó alrededor de 10.000 kilómetros cuadrados de selva amazónica en Brasil durante el primer semestre de 2019. Los pastos para ganado, el cultivo de soja y caña de azúcar o la minería están detrás del fuego y de múltiples violaciones de derechos humanos a los pueblos originarios.
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