No se puede decir que las negociaciones para presidir el gobierno de Andalucía no hayan sido transparentes. Todo dependía de los chicos de Ciudadanos, quienes estaban obligados a elegir entre nadar y guardar la ropa, es decir, entre pillar cacho o salvaguardar su talante centrista para que en Europa no les mirasen mal por sentarse en la misma mesa que los cavernícolas de Vox. Al final, como era de prever, han optado por ambas alternativas, arrojándose al fondo del pozo con la ropa puesta.
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