La desesperación de Leonor Pérez no entiende de procedimientos. Ni de sus ritmos. Mientras en el Gobierno de Canarias le aseguran que se le sigue buscando una solución a su caso, a Leonor se le pasa el tiempo. Hace ya un mes desde que recibió la visita de la consejera Inés Rojas, que subió al piso de la vecina de Lomo del Chinche con la promesa buscarle una casa adaptada o de instalar algún medio que aliviase su penitencia, la de cargar con su hijo Manolo, con parálisis cerebral y distrofia muscular, aferrado a su cuello.
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