Los hechos tuvieron lugar en la iglesia de San Miguel. Dos individuos, uno procedente de Europa del Este y el otro de un país africano, con visibles signos de encontrarse bajo los efectos del alcohol, se introdujeron en el templo y subieron al altar y se dedicaron a gritar y a increpar. El cura intentó que se marchasen pero no lo consiguió. Agentes de la Policía Nacional los sacaron y fueron trasladados a Comisaría, acusados de un delito contra los sentimientos religiosos.
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