Un tumor cerebral es siempre una noticia difícil de recibir. Más aún a los 18 años, con toda una vida por delante y casi sin síntomas que expliquen cómo es posible que dentro de la cabeza esté alojada esa enfermedad. Por eso, cuando el neurólogo mandó a Bea a hacerse una resonancia de control por unas crisis epilépticas que tenía desde la infancia, ni siquiera él sospechaba que esto desembocaría en un diagnóstico de cáncer.
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etiquetas: tumor , cerebral
Ojalá llegue a toda una vida completa hasta su madurez, pudiendo vivir despreocupada.
Sii tuviera que elegir un adjetivo, más que suerte diría putada. Porque, además, el artículo es un listado de diagnósticos equivocados y decisiones médicas erróneas.
El estado te ofrece la eutanasia, pero no te da un tratamiento que te funcionó bien anteriormente
Si le mando una quimio que le funciono pero que saben que una 2º vez no funciona, pues... no se la va a mandar... no es una decisión política como das a entender, es medica.
La vida debe tener de todo, debe ser intensa y calma, preocupante y despreocupada... Pero lo de esta chica a mí (con todo respeto) como lo estás planteando no me parece un mérito o una virtud.
Primero porque no es una elección o un estilo de vida, segundo porque es difícil disfrutar cuando uno se sabe enfermo.
Dicho esto... Lo importante no es la intensidad o la despreocupación, es la felicidad de poder ser y hacer lo que uno quiera. Esperemos que… » ver todo el comentario
Edit. ¡Me has desbloqueado! Bueno #3 te lo ha explicado.
Tanto cuesta decir que el artículo está mal escrito?
En cuanto a lo de bloqueado, tu no lo estás, y no has explicado nada. De que me sirves?
Te he servido enlazándote a #3, que te lo ha explicado muy bien.
Paso de tener que esforzarme en tener que entender que cojones ha querido decir el autor del artículo. El título y el primer párrafo generan dudas.
si empezó con 18 años, le dijeron que le daban un año, y que lleva casi 6, pero resulta que tiene 31 años...
me lo explica alguien?
Menos mal que el juez le preguntó al abogado de la seguridad social si había tenido alguna mejora que justificara el cambio.
Y el abogado de la seguridad d social no sabía qué decir al final le volvieron a dar el cien por cien.
Se ve que el abogado le daba vergüenza decir : es que mire señoría este hombre no acaba de morirse.
Algo que hay claro en esta vida es el si algo funciona, no lo toques. No entiendo esa obcecación por negar un tratamiento que ella mismo ya tiene más que probado.