Es el núcleo del problema. El ladrillo que rodeaba el balance de Banco Popular ha terminado por pesar tanto en su solvencia y rentabilidad que a punto ha estado de cobrarse su propia supervivencia. La entidad financiera que dirige Pedro Larena (consejero delegado desde el verano pasado) y preside en funciones, Ángel Ron, ha dado un paso hacia la creación de su propio &
#039;banco malo&
#039; privado