Parecía que CD Projekt lo había vuelto a hacer, pero en Xbox y PS4 el título era INJUGABLE y CD Projekt lo sabía.
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Hasta aquí la historia que conoce todo el mundo. Muchos menos saben que esa audacia rayana en la locura, que parece haberles abocado al desastre, fue lo que les permitió lograr algo imposible: convertir una pequeña empresa de servicios, fundada por dos amigos del instituto, en uno de los principales estudios de videojuegos —el producto de software por autonomasia— del mundo y, también, en la compañía más valiosa de Polonia.