Primero fue la respuesta a la crisis financiera de 2008. Después llegó la fractura sobre cómo afrontar la crisis multidimensional provocada por el coronavirus. Y ahora, el choque norte-sur se materializa, de nuevo, con la crisis energética. Los conocidos como halcones, banderas de la austeridad, no quieren ni oír hablar de medidas drásticas para rebajar las históricas facturas en los precios de la luz. España, por su parte, lidera en la UE el bando que aboga por asumir medidas extraordinarias, revolucionarias y ambiciosas.
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