Desde hace demasiado tiempo asistimos a un desprestigio progresivo de los estudios de humanidades. Sin duda, las razones serán muchas y variadas, pero no parece que se estén haciendo grandes esfuerzos por identificarlas. Una que se repite con frecuencia, apocalíptica y como tal poco convincente, es la que invoca al materialismo imperante en la sociedad actual, en la que el lucro es la única medida del éxito, etc. Es probable que siempre haya sido así y, además, las salidas laborales de muchas carreras de letras tienen en este sentido poco que