No fue hasta 2007 que se modificó la Ley 54/2007, eliminando la referencia que permitía a los padres y tutores “corregir razonable y moderadamente” a los niños, prohibiendo así cualquier forma de castigo físico. Más recientemente, en 2021, se promulgó la Ley de protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia, que reafirma en su artículo 9 la prohibición de cualquier forma de agresión contra los menores, incluyendo los cachetes, las nalgadas o los azotes.