Hace cincuenta años un republicano irlandés voló una estatua de Nelson que había en una columna de 41 metros de altura en el centro de Dublín. Era el monumento más destacado de la ciudad. Había estado allí, en la calle Sackville (hoy calle O'Connell) desde 1809, gracias a los comerciantes irlandeses, incluida la familia Guinness, para rendir homenaje a un almirante que había hecho del mar un lugar más seguro para el comercio. El costo del monumento, siete mil libras de las de entonces fue pagado por suscripción pública.