La vulva, difamada primero e ignorada después, será negada hasta provocar la opinión absurda de que no merece la pena hablar de ella. Pero si como afirmaba Gadamer a propósito de la obra de arte, lo que no puede ser representado no puede ser comprendido, lo peor que puede sucedernos es que no haya representaciones artísticas que permitan reconocer en ellas algo y en este algo a nosotros mismos . En gran medida, somos nuestras representaciones y si no disponemos de las mismas tampoco podremos transformarlas ni transformarnos.

Hijo de una prostituta drogodependiente, la infancia de Abel Azcona (Pamplona, 1988) ha estado marcada por el abandono, el maltrato y el abuso. Una dura vida que ha determinado sus creaciones artísticas. [Antes intentó] emular la vida en una placenta encerrado en una habitación de seis metros cuadrados y sin luz. El artista vuelve ahora a buscar ese objetivo, esa vuelta al origen, con su nuevo proyecto Vaginas anónimas, con el que pretende fotografiar 10.000 vaginas y vulvas. Su objetivo? Volver al origen, buscar una identidad