Le quedaba a Lorenzo Silva (Madrid, 1966) una cuenta pendiente con Galicia como paisaje para las aventuras de sus famosos guardias civiles Rubén Bevilacqua y Virginia Chamorro. La ha saldado, ahora, 25 años y 11 novelas después de sus primeras andanzas, con ‘La llama de Focea’ (Destino), que se adentra en el Camino de Santiago que atraviesa el corazón gallego por localidades como O Cebreiro, Triacastela y Samos. Y que además da un salto temporal y espacial a la Barcelona de 1992 y la del otoño de las hogueras de 2019.
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