Parece que si Donald Trump tenía que construirse el mejor yate del mundo, este se tenía que fabricar en Bilbao (o cerca, por Algorta). El representante principal de la empresa Oliver Design recibió el 9 de marzo de 1993 una carta de Trump en la que Donald le indicaba que estaba interesado en que le construyeran el yate más grande, bonito y exclusivo del mundo. Para Trump este buque sería su niña mimada con varios restaurantes, jacuzzis, piscina privada enorme, salones, un spa, helipuerto, garaje, etc. Al final, por el encargo, la empresa recibió 170.000 dolares por diseñar el superyate (15 millones de pesetas del año 93), pero finalmente Trump parece que decidió no construir el buque por encontrarse inmerso en una situación económica delicada en aquella época.