Los trabajadores de las estaciones de esquí de Espot, Port Ainé y La Molina, que pertenecen a FGC y que hicieron huelga entre el 10 y el 12 de marzo, llevan 16 años sin negociar un convenio colectivo, mientras empleados del Valle de Arán se ven forzados a vivir en caravanas durante la temporada. Tras las cifras habituales de ocupación turística o el valor estratégico del negocio de la nieve para fijar poblaciones en determinadas zonas del Pirineo catalán y generar riqueza en estas comarcas, existe otra realidad no tan dulce.
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