Los juerguistas no llevan demasiado bien que les digan a qué hora deben volver a casa. Y España es muy dada a organizar fiestas en las que no faltan noctámbulos que hace tiempo perdieron el reloj. En el intenso mundo de la noche balear prosperó Bartolomé Cursach, un empresario que está encausado por una larga lista de delitos que hace sospechar, una vez más, que en este país hubo guerreros que durante años se hicieron millonarios con bula papal. Relacionada:
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