Una técnica de Educación Infantil, que presta servicios para el Ayuntamiento de Oviedo y que sufre un trastorno de personalidad, tendrá que esperar por su incapacidad permanente hasta ver los efectos psíquicos que le provoque su nueva medicación. La Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) entiende que la docente, quien padece un cuadro de trastorno depresivo moderado, de personalidad y alteraciones de la conducta alimentaria, «no refleja limitaciones relevantes» después de la exploración llevada a cabo.
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