Los testimonios y pruebas recogidos revelan fraudes, diplomas de capacitación falsos y explotación laboral. Un negocio con tentáculos en España y Perú que se lucra de traer jóvenes que siquiera saben nadar. Solo en Madrid, los empresarios del socorrismo se reparten más de 10.000 piscinas comunitarias, sin contar con las públicas. Si se parte de que un contrato medio para vigilar y mantener la piscina ronda los 10.500 euros al año, el negocio asciende a más 105 millones de euros por temporada.
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