«Mantenerse por delante de las amenazas», esa es la idea en la que incidió sin rodeos el fabricante del F-35, Lockheed Martin, para explicar en un comunicado su anuncio. El que uno de los principales aviones estadounidenses ha conseguido la certificación para portar la bomba termonuclear de gravedad B61-12. Y esto ocurre en un momento en que el chantaje nuclear y la tensión con la Alianza Atlántica vuelven a ser la carta preferida por Putin.
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