Todos son iguales

La crispación es un estado de ánimo que se alimenta de la confusión. No descubro nada si digo que España es un país en continuo estado de crispación. Y que esa irritación difícilmente podemos pensar que no está justificada cuando llevamos meses desayunando con políticos corruptos, con empresarios mezquinos, con partidos políticos opacos, con ambiciosos miembros de la Casa Real, con banqueros inhumanos, con recortes injustos, con cinturones que aprietan más cuanto más pobre eres.

Pero el pueblo, en esa crispación lógica, se ha instalado en un discurso peligroso. El grito de “todos son iguales” es nuestra sepultura, es nuestro abismo al final del túnel y, o empezamos a darnos cuenta que vamos sin frenos o nos aguarda una hostia mayor de la que ya nos hemos dado.

Escribo esto, un domingo por la mañana, casi guiado por un impulso automático, porque tras darme un paseo por el muro de mi red social me encuentro con unas imágenes de El Gran Debate, el programa de Telecinco que ha logrado exportar el concepto de Sálvame a la vida política de este país, en las que se analiza el abucheo y las increpaciones a las que se vio sometida la joven socialista Beatriz Talegón en la manifestación contra los desahucios que tuvo lugar ayer en Madrid.

Me parece tremendamente peligroso que hayamos caído en las arenas movedizas del “todos son iguales” y nos sintamos orgullosos de hundirnos en ellas. Parto de la base de que esos gritos y empujones que obligaron a Talegón, y al ex ministro López Aguilar, a abandonar la manifestación custodiados por la policía, son un pequeño grano de arena en la reivindicación que latía ayer en las calles de varias ciudades españolas y que eso no debería enturbiar la verdad absoluta que hay detrás de las demandas de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca.

Dicho esto, ¿qué tipo de regeneración política pretendemos cuando aparecen nuevas voces, nuevos rostros, nuevas formas de actuación, con las que podemos comulgar o no, y no les dejamos crecer? ¿Acaso estamos nosotros, ciudadanos, dispuestos a crear un partido político y presentarnos a las elecciones para mejorar la democracia? Porque yo no quiero cambiar de sistema, ojo, que lo que veo por ahí no es mucho mejor. Yo quiero mejorar mi sistema. Y en ese caso, ¿no nos hemos dado cuenta de que necesitamos a los políticos –no a los que están, desde luego- para mejorarlo? Si nos hemos quedado afónicos de gritar que Rubalcaba y los suyos no representan una alternativa política desde el momento en el que fueron parte de gobiernos que no hicieron nada por paralizar esa situación, ¿por qué somos tan intransigentes cuando aparece alguien nuevo, alguien que pueda generar ilusión en un páramo desolador?

No soy fan de Beatriz Talegón pero creo que este país necesita personajes como Beatriz Talegón. Como necesita personajes como Ada Colau. Y ojalá el PP tuviera su propia Beatriz Talegón, que falta que le hace. Porque instalarnos en el “todos son iguales” es acomodarnos en la sinrazón, en la ofuscación que nos impide ver con claridad. Nos equivocamos porque, primero, no todos los partidos políticos que están representados en el Parlamento han tenido poder en la toma de decisiones. Por lo tanto, no son iguales. No debemos, si pretendemos actuar desde la justicia, meter en el mismo saco a los partidos políticos que han tenido una responsabilidad de gobierno en este país, o que han hecho pinza nacionalista con los ejecutivos de turno para aprobar alguna de otra ley, con otras fuerzas políticas que únicamente han ejercido de oposición y que lo han hecho con toda la efectividad que les permitía la ley electoral y su número de diputados.

Y segundo, porque si Ada Colau, de la que era muy fan hasta ayer, cree que la joven socialista tiene que apechugar con los insultos y la privación de su derecho a manifestarse porque representa a un partido político, vamos muy mal. Ese argumento es tan peligroso como si mañana, un miembro de la PAH, mata a su mujer, o está implicado en un delito, y abucheamos y desacreditamos a Ada Colau porque representa a la misma plataforma que ese individuo. Cargar a los hijos con la culpa de los padres. Muy de posguerra. Y no me gusta. Una cosa es que Beatriz Talegón forme parte del Partido Socialista y otra cosa, muy distinta, es que represente al Partido Socialista y, por lo tanto, podamos ajusticiarla por los pecados que cometieron otros señores. Yo trabajo en RNE pero no represento a RNE cuando me manifiesto contra los recortes. Si no somos capaces de ver ese matiz, vamos mal. Te guste más o menos, Beatriz Talegón no tiene nada que ver con las decisiones políticas del PSOE de los últimos años. Y es una voz crítica dentro del partido. Piensen que esa voz, en el PP, es Esperanza Aguirre. Y ahora, díganme a la cara que ‘todos son iguales’.

Un Comentario

  1. marian

    Completamente de acuerdo con su reflexión. pude ver la grotesca escena del gran debate anoche. sentí muchísima vergüenza al escuchar a Ada Colau; cuyo argumento se resumía en el concepto: como eres de uno de los partidos mayoritarios, te jodes; y sino no salgas a manifestarte. no soy fan de la señorita Beatriz, pero al igual que ella soy militante activa del psoe. y puedo ser crítica con mi organización tanto a nivel local como a nivel federal. eso sí, no lo hago desde youtube. tengo todo el derecho del mundo a manifestarme sobre lo q considere oportuno, porque no soy una sigla andante, soy una persona, una ciudadana. Y igual q por el simple hecho de militar en el psoe no se puede decir que sea hija de Pablo Iglesias, tampoco me pueden increpar por errores o malas gestiones de gobernantes de mi mismo partido. Por último me gustaría recordarles a todos los que forman el movimiento «todos son iguales» y «pppsoe la misma mierda son» que A RIO REVUELTO GANANCIA DE PESCADORES

  2. Joder, Sr. Paco Tomás, he leído la noticia esta mañana y he pensado lo mismo, igualmente soy fan de Ada Colau y su titánica labor, pero decir eso está totalmente fuera de lugar, estoy de acuerdo contigo en que hay que luchar para que nos representen los mejores que nos quieran representar, porque lo cierto es que no todo el mundo vale, y además de poder hay que querer cambiar las cosas, y ese compromiso es tan exigente que además de muy preparado hay que tener verdadera voluntad para asumirlo, así que hay que fomentar a las personas que realmente quieren cambiar las cosas.
    Así que esto no es más que una reiteración de lo expuesto con tanta certeza por tí, me adhiero totalmente a tus palabras y las tomo como expresión certera de mis opiniones.

    Un abrazo!!!

  3. rulopardo@yahoo.es

    VIVAN SUS DOMINGOS QUE SE EXPANDEN A
    LOS NUESTROS

  4. manospal

    Nadie está libre de meter la pata y en esta ocasión la señora Ada la ha metido y hay que decírselo. Puede rectificar y se le debe dar alguna opción, todos la tienen hasta el mismísimo partido en el poder la tiene y no la aprovecha.
    Dicho esto yo quiero manifestar que hay muchos iguales, más que de los otros incluso alguno que va por ahí de príncipe/esa del pueblo lo son y no nos dan su cara auténtica, no importa que se la guarden por cien años pero hay que ser diferente. Por todo ello el que quiera ser diferente a ellos que se puede sin problema debe llevar por delante la tolerancia demostrándola con el ejemplo.

  5. sendero barroco

    Soy un votante del Partido Popular y no me escondo,lo vote por que mi desafección a ZP era total y confié en Rajoy por sus promesas y el contrato que estableció conmigo y con el resto de sus votantes,por eso hablo como hablo y digo las cosas que digo.Dicho esto ,no entiendo las estrafalarias actuaciones de este gobierno en materia económica,no entiendo las estrafalarias políticas educativas,judicial,servicios sociales y demás actuaciones recortativas en post de acabar el año con mas deuda aun de la que dejo ZP(Acaba de publicarse) y eso no es herencia.A mi lo de barcenas me importa tres pimientos,chorizos hay en todas partes incluido PSOE-CIU-IU,lo que me importa es la gestión que han echo de ese tema de los llamados papeles,papelon es lo que han organizado la dirección del partido y el gobierno.Han demostrado lo insustancial e ineptitud ante este tema que se hubiera zanjao en do días con un poco de pedagogía sincera a este pueblo que sabemos perdonar a los granujas pero no a los tontos.Me dirijo con estas palabras a cuantos militantes populares y dirigentes que me leen a diario.Tenéis una semana para reorientar vuestra postura,una semana para que los demócratas españoles os hagan un cordón de seguridad para que no os coman a bocaos una multitud hambrienta de venganza,se habéis pasado tres pueblos en la creencia de vuestra superioridad y despropósito para esta nación,habéis arruinado a toda una generación,habéis exiliado a la juventud mas preparada,se habéis entregado a las demandas de ese 1% en detrimento del 99%,y lo mas grave de todo es que habéis pisado el acelerador,habéis echado a los antidisturbios a personas decentes,habeis consentido personajilos mafiosos en la presidencia de la comunidad de madrid y su delegacion de gobierno en manos de una pija fachona mentirosa y desprovista de la mas elemental preparación.En definitiva me habéis mentido para mi voto, me habéis mentido en las políticas que habéis echo,me habéis mentido en la recuperación de la honestidad y habéis echo pedazo mi CONFIANZA.Y encima de todo me entero que sois unos vulgares chorizos,la conclusion que saco es que me dais pena y asco vuestro silencio.Os queda una semana a ver como lo gestionais,y por supuesto no es una amenaza,es una orden.Sendero Barroco.-

  6. No me siento cómodo en los insultos ni en la coacción a nadie, y menos amparándome en la masa como fuerza de disuasión. Por otro lado, flaco favor hacen los medios explotando a personas por muy lúcido que haya podido resultar un discurso o una labor. La sobreexposición mediática distorsiona realidades y puede hacer perder a la persona el control sobre sí misma, creando monstruos donde antes habían nobles razones. Al final el sistema termina por deglutirlo todo y regurgitarlo como un espectáculo de mero entretenimiento.

    PD: Que la famosa frase de Talegón genere tanto revuelo es un síntoma del patetismo socialista y de unas redes sociales que se retroalimentan de la nada.

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