Cuando rasgamos el plástico de una bolsa de patatas fritas Torres, anticipamos el placer palatal que sentiremos en cuestión de segundos. Una sensación indescriptible y muy personal que se empezó a cocinar en 1969, desde una pequeña tienda en Premià de Mar, un municipio de la provincia de Barcelona de tradición marinera. Ya entonces, el negocio conoció el éxito: la alta demanda a la que se enfrentaba la churrería llevó al matrimonio que la regentaba a abrir una fábrica, pero en ningún momento se descuidó la receta original ni el proceso artesanal que los caracterizaba. Hoy, más de cincuenta años, se siguen seleccionando las mejores materias primas así como los mejores ingredientes de mercado, para lograr un sabor, un aroma y una textura que los ha hecho conocidos en todo el mundo.
Parece fácil decirlo, ahora que ya lo han conseguido, pero desde sus inicios la pequeña empresa familiar decidió apostar por las cosas bien hechas (al menos, como ellos entendían que se hacían), y no descuidaron en ningún momento sus señas de identidad, que también se traducían en la puesta en marcha de un proceso de elaboración cuidadísimo. Y que es precisamente lo que ha permitido que celebridades como Miley Cyrus, Hailey y Justin Bieber, Oprah, Matilda Djerf, o Sofia Vergara se enamorasen de las patatas en cuestión.
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Parece difícil de creer, en pleno 2023, pero lo cierto es que desde la empresa no se ha apostado por ninguna campaña de marketing. Su cuenta de Instagram tiene unos escasos siete mil seguidores, no hay ninguna insider que haya sido contratada para posar devorando sus patatas fritas, y sus redes sociales e imagen de marca se acercan bastante a las de toda la vida. “Llegar a celebrities como, a tantas otras personas, ha sido posible gracias al excelente trabajo y la alta calidad que nos han llevado a los mejores establecimientos, donde muchos de ellos nos compran. Nuestro producto siempre ha sido nuestra mejor publicidad, y el reconocimiento de nuestros consumidores, nuestro mayor premio”, cuentan a Vogue.
Y aunque podría parecer que la marca se guarda algún as bajo la manga, lo cierto es que en este caso, patatas Torres conquista únicamente con su producto. “Nuestro proceso de elaboración consiste en elegir las mejores patatas del mercado, pelarlas asegurando que no queden restos o zonas con picaduras, lavarlas y cortarlas finamente. Actualmente, este proceso está automatizado, pero tenemos a una persona encargada para cada fase del proceso que se asegura de retirar aquellas patatas que no cumplen con nuestros estándares de calidad. Después, se elimina el exceso de agua y se fríen a una temperatura óptima, en grandes paellas de aceite que son removidas de manera automática y de manera manual, simultáneamente. Finalmente, le añadimos la sal proveniente de salinas mediterráneas y las dejamos enfriar para poder empaquetarlas”, detallan.
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Un proceso de elaboración que ha sido automatizado, en parte, pero que no descuida los procesos artesanales. Tampoco la receta original, que permanece a pesar de los cambios históricos, los avances tecnológicos y los nuevos gustos. “La patata agria es una patata compacta, equilibrada en fécula y agua, lo que la hace una de las mejores variedades para freír”, resumen. Una confianza en la tradición que no mira de reojo a la innovación; por eso, desde la empresa, se dio el salto a la gama ‘Selecta’, una propuesta que tuvo una gran acogida a nivel mundial, y que le permitió alzarse con el XXI Trofeo Internacional de Alimentación y Bebidas de París.
Entre los nuevos sabores —caviar, jamón ibérico, vino espumoso, pimentón— destaca el de trufa negra, el más vendido, ya que patatas Torres fue la primera marca en lanzar este producto a nivel mundial. En la actualidad, sus chips se pueden encontrar en más de 50 países, a donde llegan en perfectas condiciones, como recién salidas de la fábrica. Y este solo es el comienzo: en 2022, los MTV EMAs, celebrados en Düsseldorf, Alemania, contaron con el patrocinio de la marca. Un gran paso que ha sido posible gracias a las familias García y Llagostera, que compraron la empresa en 2011. Desde Premià de Mar a Hollywood en poco más de medio siglo.
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