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Acude a urgencias con un fuerte pitido en un oído y le descubren que es concejal del PP
María Cristina Minglanilla acudió el pasado sábado como una ciudadana normal al ambulatorio de su municipio aquejada de un fuerte pitido en el oído derecho (conocido médicamente como tinnitus). La dolencia, por otro lado indolora pero muy molesta, comenzó varios días antes. "Al principio no le dí importancia pero el sábado se volvió insoportable", declaró.
La exploración no mostraba ningún tipo de anomalía, lo que preocupó a los médicos, hasta que uno de ellos se percató del nombre de la mujer en la tarjeta sanitaria. "¿Usted no es la concejala de urbanismo?", le preguntaron. "Yo qué voy a ser, si soy costurera y estoy jubilada", respondió sorprendida María Cristina. Tras preguntar a varias personas, incluyendo una llamada al Ayuntamiento, se verificó que la mujer había sido incluída en las listas por el Partido Popular en las pasadas elecciones municipales de Villargordo del Cabriel, en la provincia de Valencia. "No tenía ni idea, yo lo más español que tengo es un llavero que me regaló mi hijo de cuando fue a Sevilla". Los médicos inmediatamente reconocieron la raíz de su problema y le recetaron dimitir tan pronto como fuera posible para poner fin a los pitidos. Hoy, recuperada de su molestia, respira tranquila: "No tenía ni idea ni de que iba en el partido ni de que era concejal, aunque me pareció raro ver que el puente de Calatrava de mi pueblo tenía una chapa con mi nombre", dijo.
La exploración no mostraba ningún tipo de anomalía, lo que preocupó a los médicos, hasta que uno de ellos se percató del nombre de la mujer en la tarjeta sanitaria. "¿Usted no es la concejala de urbanismo?", le preguntaron. "Yo qué voy a ser, si soy costurera y estoy jubilada", respondió sorprendida María Cristina. Tras preguntar a varias personas, incluyendo una llamada al Ayuntamiento, se verificó que la mujer había sido incluída en las listas por el Partido Popular en las pasadas elecciones municipales de Villargordo del Cabriel, en la provincia de Valencia. "No tenía ni idea, yo lo más español que tengo es un llavero que me regaló mi hijo de cuando fue a Sevilla". Los médicos inmediatamente reconocieron la raíz de su problema y le recetaron dimitir tan pronto como fuera posible para poner fin a los pitidos. Hoy, recuperada de su molestia, respira tranquila: "No tenía ni idea ni de que iba en el partido ni de que era concejal, aunque me pareció raro ver que el puente de Calatrava de mi pueblo tenía una chapa con mi nombre", dijo.
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