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'Elliott Erwitt. La comedia humana': el artista que nos captó como meme antes del meme
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Hasta el 18 de agosto

'Elliott Erwitt. La comedia humana': el artista que nos captó como meme antes del meme

Coqueta y con buen gusto, esta exposición del fotógrafo de la Magnum en la Fundación Canal te la ves en menos de una hora y sales con una sonrisa en la cara. Para qué más

Foto: Retrato de familia de moda USA EN Shreveport, Louisiana, 1962, por Elliot Erwitt, expuesto en la Fundación Canal en Madrid. (EFE/Elliott Erwitt/Magnum Photos).
Retrato de familia de moda USA EN Shreveport, Louisiana, 1962, por Elliot Erwitt, expuesto en la Fundación Canal en Madrid. (EFE/Elliott Erwitt/Magnum Photos).

El fotógrafo Elliott Erwitt (París, 1928-Nueva York, 2023) creó el meme antes de que este existiera. Capitoste total de la prestigiosa agencia Magnum, lo suyo fue el fotoperiodismo combinado con la imagen artística, dando como resultado divertidos juegos visuales que muestran lo grotesco, pero también lo divertido que llegamos a ser los humanos en situaciones casuales. Y los perretes y gatetes. A fin de cuentas, todo aquello que no pose ante la cámara, no sea un selfi o no esté destinado a una red social (cosa que tampoco existía en su tiempo).

De esto va la exposición Elliott Erwitt. La comedia humana, que se acaba de inaugurar en la Fundación Canal, en su sede de Mateo Inurria, en Madrid, y que es la primera tras su muerte hace solo unos meses. Es una muestra coqueta, llena de buen gusto -es una sala que suele tenerlo- que se ve en una hora y que te deja una sonrisa en la cara. Para qué más. En total son 135 copias en blanco y negro de algunas de las fotografías más conocidas del fotógrafo realizadas en fechas y lugares dispares, todas ellas entre 1952 y 1984. 122 de ellas son impresiones de pequeño formato halladas recientemente, a menudo denominadas "impresiones de trabajo", y utilizadas originalmente para el desarrollo de libros o revistas. Junto a ellas hay 13 de copias de gran formato (76 x 101 cm), que Erwitt denominaba “impresiones maestras” y que supervisó personalmente para exhibirlas en museos o galerías. Se podrá ver hasta el 18 de agosto.

placeholder Entrada a la exposición sobre Elliot Erwitt en la Fundación Canal. (P. C.)
Entrada a la exposición sobre Elliot Erwitt en la Fundación Canal. (P. C.)

Dividida en tres partes, la primera se detiene en las personas, ya sea en situaciones cotidianas u observando museos, que era algo que le gustaba mucho. Y sí, hay algo muy curioso en la foto de alguien mirando un cuadro. Y muy simpático. Son imágenes que te hacen sonreír. “Hacer reír a la gente es uno de los mayores logros que puede haber. Y cuando puedes hacer reír y llorar a alguien alternativamente como lo hace Chaplin, ese es el mayor de todos los logros posibles. No sé si apunto a ello, pero lo reconozco como el objetivo supremo”, dejó dicho el fotógrafo. Pues lo cumplió, a veces incluso con la carcajada.

Y no por fotos que se salgan de lo normal. Al contrario, las imágenes son de una cotidianidad abrumadora. Gente en la playa, en la piscina, trabajando, descansando. Imágenes de amor, de amistad… Mujeres, hombres, pobres, ricos y de todos los colores. Todo extraordinariamente ordinario que, sin embargo, predispone a la risa. Recuerda un poco a la época buena de Twitter cuando predominaba el humor y no el odio, el mal rollo y la cursilería. También hay mucha ternura en Erwitt, que por favor no debe confundirse nunca con la ñoñería de los tiempos actuales. Uno de los ejemplos más bonitos es una foto de su primera mujer junto a su bebé y su gato en la cama (Nueva York, EEUU, 1953).

placeholder Su mujer, su gato y su bebé. (Elliot Erwitt)
Su mujer, su gato y su bebé. (Elliot Erwitt)

Esta dulzura se nota particularmente en la siguiente parte dedicada a los animales, sobre todo a los perros. Le encantaban -y le ocurrirá lo mismo con esta expo a todo amante perruno-. “Los perros son como las personas, solo que con más pelo”, dejó dicho también. No obstante, no humaniza a los animales como hace Disney -el legado que más nos ha llegado- sino que los muestra como son -como animales- y con su idiosincrasia particular, como son esas imágenes disparadas desde la perspectiva de los ojos de un perro. Es decir, a veces solo ven tobillos. Y te vuelves a reír porque, claro, el animal no piensa si sale en una foto, si sale bien o sale mal sino que simplemente sale y eso le confiere una enorme fuerza a la imagen. Hay una naturalidad y frescura fantástica. Toda de la que carece Instagram.

La tercera parte está dedicada a las formas, la geometría y la abstracción. Con un revoltijo de sillas, una carretera y un limpiaparabrisas, o un paseo marítimo te monta una foto a lo Kandinsky o Mondrian, pero una vez más, con humor e ironía. Como esa imagen del Monte Fuji, en Japón, en el que una señal de tráfico parece que señala a la punta de la montaña… siempre hacia arriba.

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Fotografías de Elliott Erwitt.

Elliott Erwitt nunca ponía un título a sus fotografías. Solo el lugar y el año. El resto corría por cuenta del espectador. En cada foto está lo que cada uno quiera ver y esta exposición, alejada de sus grandes retratos -fotografió al Che, a Fidel Castro, a Nixon, a Marilyn Monroe, Jackie Kennedy…- ahonda bastante en ello. Hijo de judíos rusos, emigrante en EEUU cuando en Europa sonaban los tambores de guerra, llegó a ser el presidente de la Agencia Magnum y trabajó para las mejores revistas gráficas del siglo XX, como Look, LIFE, Holiday y París Match. Algunas de sus fotografías se convirtieron en iconos de una época que no la conoceríamos igual sin los fotógrafos de la Magnum.

Esta muestra, sin embargo, va de todo lo contrario. Nos muestra tal y como somos cuando nadie nos ve: divertidos, curiosos, raros y grotescos. Somos un sonoro meme. Así que, tanto si conocen a Erwitt como si no, vayan a verla. Es un ratito simpático.

El fotógrafo Elliott Erwitt (París, 1928-Nueva York, 2023) creó el meme antes de que este existiera. Capitoste total de la prestigiosa agencia Magnum, lo suyo fue el fotoperiodismo combinado con la imagen artística, dando como resultado divertidos juegos visuales que muestran lo grotesco, pero también lo divertido que llegamos a ser los humanos en situaciones casuales. Y los perretes y gatetes. A fin de cuentas, todo aquello que no pose ante la cámara, no sea un selfi o no esté destinado a una red social (cosa que tampoco existía en su tiempo).

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