Guerra Civil: drogas en el frente

SIGLO XX

El historiador Jorge Marco detalla cómo el consumo de alcohol, tabaco, morfina o cannabis condicionaron la conducta y la moral de los ejércitos de ambos bandos

Captain Coche, government Chief of Transport, drinks communion wine from a chalice taken from a church in Buitrago during the Spanish Civil War, 8th September 1936. Buitrago was a small town near the dams, reservoirs, and aqueducts in the Sierra Norte range which were essential for supplying Madrid with water and for which there was a lot of fighting. (Photo by Fox Photos/Hulton Archive/Getty Images)

Un capitán republicano bebe vino de un cáliz expoliado durante la guerra 

Getty Images

Cuando estalló la Guerra Civil, las autoridades republicanas y golpistas tuvieron que enfrentarse a una realidad con la que no contaban: tenían unos ejércitos que necesitaban del alcohol, del tabaco y, en menor medida, de otras sustancias como la morfina o el cannabis para mantener elevada la moral de los soldados, con todo lo que esto suponía en un conflicto bélico.

Y la carencia de estas sustancias tóxicas y adictivas, especialmente en el bando republicano, condicionó directamente la conducta de una tropa que necesitaba estas drogas mucho más que en la vida civil por múltiples razones; entre estas para evadirse de la dura realidad del frente o simplemente para soportar las extremas condiciones de una guerra en la que, al fin, podían morir. 

Lee también

El Tercer Reich, un régimen de adictos (a las drogas)

Jaume Pi
Horizontal

Jorge Marco, profesor de Historia y Política en la Universidad de Bath (Reino Unido) ha publicado la obra Paraísos en el infierno; drogas y Guerra Civil Española (Comares Historia), una amplia investigación que descubre y detalla una realidad hasta ahora desconocida: cómo las drogas se vincularon a las sociedades en litigio en esa España enfrentada. 

Pero también, cómo su consumo masivo supuso un auténtico problema tanto en el frente como en la retaguardia. No solo generaba alteraciones de disciplina entre los soldados cuando se consumían en exceso o cuando había carestía, sino que también provocó la expansión de un mercado negro y graves intoxicaciones en las zonas alejadas de los conflictos, especialmente de alcohol y tabaco adulterados.

Un soldado bebe en el frente

Un soldado bebe en el frente. 

Biblioteca Nacional

Incluso llegó a ser un problema económico en el caso del tabaco, especialmente en el bando republicano. La penosa gestión durante los primeros meses de la guerra y el posicionamiento de las grandes compañías tabacaleras a favor de los golpistas provocaron su escasez y un gasto oneroso en las arcas republicanas para no dejar a los soldados sin sus cigarrillos diarios. "En el frente, la tropa prefería quedarse sin comida antes que sin cigarros", escribe en su libro Jorge Marco.

En el caso de la morfina y la cocaína, el ejército español "no participó de algunas de las principales corrientes y novedades de la guerra moderna, como fue el uso de sustancias psicoactivas para mejorar el rendimiento de los soldados". Pero Marco añade que la guerra provocó un apreciable incremento de personas adictas a la morfina, "fundamentalmente entre los soldados que habían sido tratados con ella tras sufrir heridas de guerra".

En el frente, la tropa prefería quedarse sin comida antes que sin cigarros"

Jorge MarcoProfesor de Historia y Política en la Universidad de Bath

Afirma que "en ningún caso se convirtió en un hábito extendido entre los más de tres millones de españoles que combatieron entre 1936 y 1939". Algo parecido sucedió con el cannabis, consumido por los soldados marroquíes, que llegaron a ser 80.000, y por los soldados que se habían formado en el Norte de África. Pero el autor concluye que fue en la Guerra Civil cuando comenzó a extenderse el consumo de cannabis en España.

En un país donde el alcohol formaba parte de la dieta diaria de los españoles, en el que beber suponía un símbolo de masculinidad y donde en la cultura popular se le presumían virtudes saludables en situaciones de estrés y nerviosismo, no es de extrañar que las autoridades tuvieran que asumir la gestión de una droga que no siempre sacaba lo mejor de cada uno.

Conclusiones del estudio

Fue en la Guerra Civil cuando comenzó a extenderse el consumo de cannabis en España

Dice Jorge Marco que el ejército republicano y el nacional tuvieron que afrontar un dilema. Por un lado, la costumbre y el contexto de la guerra favorecían un alto consumo de alcohol entre los soldados. Por otro, tanto los discursos en relación con la salud y la moral recomendaban un uso moderado.

En esta contradicción, ambos ejércitos tuvieron que modular los discursos en torno al consumo de alcohol por parte de soldados y civiles. En el bando franquista fueron más exitosos debido a su pragmatismo, siendo más permisivos en el consumo del alcohol. Los republicanos también tuvieron que claudicar, pero con más dificultades dado que les resultó más difícil renunciar a sus principios morales. 

Soldados fumando en la trinchera durante la Guerra Civil

Soldados fumando en la trinchera durante la Guerra Civil 

Biblioteca Nacional

Pero al mismo tiempo, los estereotipos negativos del alcohol sirvieron a la propaganda de ambos bandos para denigrar al enemigo, representando al otro como un monstruo alcoholizado y degenerado.

La guerra provocó un fuerte incremento de la adicción al alcohol entre los soldados republicanos y franquistas, pero la dictadura de Franco no adoptó ninguna medida para afrontar esta crisis sanitaria. La deshumanización del enemigo realizada por la propaganda golpista y la de la zona republicana fueron el principal estímulo de la violencia pero, como razona Marco, el alcohol se convirtió en un lubricante fundamental: "Su efecto desinhibidor abrió en algunos casos las compuertas de las expresiones más extremas de sadismo".

Adicción

La guerra provocó un fuerte incremento de la adicción al alcohol entre los soldados republicanos y los franquistas

Apunta además que los soldados "ya fuera antes de entrar en combate o cuando eran avisados de un inminente ataque enemigo, recurrían al alcohol para aliviar el miedo y ganar el coraje necesario". Por ese motivo su consumo fue masivo y combinó todos los licores posibles de ese tiempo, desde el vino hasta la ginebra. 

Queda por citar un problema grave que el alcohol causaba entre las tropas cuando su consumo era excesivo o se tomaban bebidas adulteradas. Desde la indisciplina a la psicosis, esta droga dejó en ocasiones a muchos soldados, seguramente necesitados de hincharse a alcohol para vencer el miedo, en nefastas condiciones para el combate. 

Cartel de una organización de la Falange para animar a la población a mandar cigarrillos al frente

Cartel de una organización de la Falange para animar a la población a mandar cigarrillos al frente 

Biblioteca Nacional

Dice Jorge Marco que una de las realidades poco estudiadas de la Guerra Civil española es la enorme dependencia que los soldados españoles tenían del tabaco de aquellos tiempos. El consumo de cigarrillos (la mayoría de liar y de tabaco negro) era una costumbre social muy arraigada entre la mayoría de la población masculina.

Al igual que el alcohol, el tabaco servía como rito iniciático de los adolescentes para demostrar su hombría. Fumar era un acto social masculino y la adicción era tal que su carencia en el bando republicano fue un factor clave en la desmoralización de sus soldados.

La escasez de tabaco en la zona republicana tuvo una fuerte influencia en la pérdida de moral"

Jorge MarcoProfesor de Historia y Política en la Universidad de Bath

Lo afirma Jorge Marco: "La escasez de tabaco en la zona republicana tuvo una fuerte influencia en la pérdida de moral entre los soldados y civiles que apoyaban esta causa". Y añade que "en contraste, una razonable abundancia de tabaco en la zona insurgente permitió que este artículo se convirtiera en un elemento clave en la construcción de un sentido de comunidad nacional".

Era tal la extensión de la adicción que como dice este historiador, prácticamente todos los hombres fumaban. Incluso aquellos que no lo hacían antes, cuando iban al frente, acababan siendo adictos al cigarrillo. "Las autoridades republicanas e insurgentes tuvieron que hacer frente a un ejército de adictos que demandaban sus dosis diarias de nicotina".

Era tal la dependencia y ansiedad de los soldados que eran capaces de poner en riesgo su propia vida por fumar un cigarrillo. Así, aunque la lumbre del cigarrillo durante las guardias nocturnas develaba sus posiciones a los francotiradores enemigos, no podían evitar dar unas caladas a sus pitillos.

También contravenían las órdenes de sus superiores, entablando conversaciones con el enemigo para intercambiar tabaco y papel de fumar, como sucedió de manera intensiva en los primeros días del asedio al Alcázar de Toledo.

Soldados liándose cigarrillos en el frente

Soldados liándose cigarrillos en el frente

Biblioteca Nacional

"La moral de los combatientes en el frente y de los civiles en la retaguardia pendía de un hilo tan fino como una hebra de tabaco", dice Marco. Y añade que "con él se sentían fuertes y animados (...) y sin él la desmoralización se propagaba como si se tratara de una epidemia".

Cuando estalló la guerra, en la España republicana el gobierno legal no supo gestionar con éxito la producción y distribución del tabaco a través de la Compañía Arrendataria de Tabacos (CAT), aunque el producto en tiempos de paz había permitido suculentos ingresos al Estado.

Riesgos

Aunque el cigarrillo, durante la noche, desvelaba su posición al enemigo, los soldados no podían evitar dar unas caladas a sus pitillos

Esta mala gestión provocó una enorme carestía de tabaco, especialmente a los pocos meses de iniciarse el conflicto bélico, de tal manera que las raciones de cigarrillos a los soldados del ejército republicano eran cada vez más escasas, e incluso nulas. 

No fue así en el bando franquista, donde el apoyo de las compañías tabaqueras le permitió mantener un buen ritmo de importaciones, producción y distribución. Su problema, en cambio, fue la escasez de papel de liar, pues las fábricas estaban en la zona republicano.

Fotografía de una cocainómana

Fotografía de una cocainómana

Biblioteca Nacional

Jorge Marco subraya que la falta de tabaco en la zona republicana y de papel en la zona insurgente fomentó el intercambio de estos productos en las trincheras. De este modo, "al reconocer la necesidad del otro, el tabaco dotaba de humanidad al enemigo en una guerra caracterizada por la deshumanización del contrincante".

Desde comienzos del siglo XX -no antes- hasta el comienzo de la guerra civil la morfina y la cocaína eran identificadas en España con el vicio, la criminalidad y la degeneración, dice Marco en su libro. Al igual que el alcohol, "los estereotipos negativos de la morfina y la cocaína fueron utilizados por la propaganda republicana e insurgente para denigrar al enemigo".

Pero el historiador deja claro que además del uso clínico, "hay constancia de su consumo sin aprobación médica por parte de combatientes de ambos ejércitos". Lo cierto es que la morfina y era una sustancia clave en los ejércitos, se usaba para paliar el dolor de los heridos. 

Intercambios

La falta de tabaco en la zona republicana y de papel en la insurgente fomentó el intercambio en las trincheras.

Ante el aumento de adicciones durante la guerra, la dictadura prefirió no reconocer el problema y no aplicar ningún programa de desintoxicación, sino que durante los años 40 el Estado suministró gratuitamente esta sustancia para que la crisis sanitaria no se tradujera en una crisis social.

Inyección de morfina

Inyección de morfina

Biblioteca Nacional

Respecto al hachís fue distribuido por el ejército franquista para compensar a los soldados marroquíes. Esta influencia fue la que introdujo el consumo de esta sustancia en España en las décadas posteriores. En esos tiempos no levantaba ningún escándalo, sino que tan solo se consideraba una sustancia no peligrosa propia de los entonces llamados "moros", con sus connotaciones racistas de la época. 

Ahora bien, al mismo tiempo se extendió la idea de que había una nueva droga en EE.UU. -la marihuana- era diabólica, lo que muestra el completo desconocimiento que tenían en la época sobre qué era el cannabis. 

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...