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Ayuso y MAR, los guardianes del silencio sobre la memoria del franquismo en Madrid

La negativa a instalar una placa conmemorativa en la Real Casa de Correos es un acto de negacionismo que perpetúa la impunidad de los crímenes del franquismo y deshumaniza a las víctimas

Eva Maldonado
Eva Maldonado
Redactora en Diario16, Asesora de la Presidencia de la Conferencia Eurocentroamericana.
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análisis

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El rechazo por parte del gobierno regional de Madrid a la instalación de una placa conmemorativa en la Real Casa de Correos, antigua sede de la Dirección General de Seguridad durante la dictadura franquista, es una afrenta a la memoria histórica y a las víctimas de la represión. La negativa de Miguel Ángel Rodríguez de Ayuso, jefe de gabinete de la presidenta Isabel Díaz Ayuso, a reconocer y conmemorar los horrores perpetrados en ese lugar es un acto de desdén hacia aquellos que sufrieron y murieron a manos de la dictadura, ambos son los guardianes del silencio sobre la memoria del franquismo en Madrid.

Comparaciones «odiosas» de Isabel Díaz Ayuso

La respuesta del gobierno regional, liderado por Díaz Ayuso, a la solicitud del periodista Nino Olmeda de instalar una placa conmemorativa es decepcionante y despectiva. En lugar de mostrar empatía y comprensión hacia las víctimas y sus familiares, han optado por trivializar los crímenes cometidos en ese edificio histórico. La argumentación de Rodríguez de Ayuso, al comparar las torturas sufridas en la Dirección General de Seguridad con otros actos reprobables, como las checas durante la guerra civil, es una falacia moral que busca minimizar la gravedad de los crímenes de lesa humanidad perpetrados por el régimen franquista.

La falta de voluntad política para reconocer y confrontar el pasado oscuro de España es preocupante y peligrosa. Negar la existencia de un centro de detención y torturas en la Real Casa de Correos es un intento de borrar de la memoria colectiva los abusos y atrocidades cometidos durante la dictadura franquista. La memoria histórica es fundamental para garantizar que los horrores del pasado no se repitan en el futuro, y negarla es un acto de irresponsabilidad y desprecio hacia las víctimas y sus familias.

La memoria histórica es un acto de justicia hacia las víctimas y un paso hacia la reconciliación nacional

El argumento de que la instalación de una placa conmemorativa en la Real Casa de Correos podría dividir a la sociedad es una falacia. Reconocer y conmemorar los crímenes del pasado no busca dividir, sino educar y recordar a las generaciones futuras sobre los peligros del autoritarismo y la represión. La memoria histórica es un acto de justicia hacia las víctimas y un paso hacia la reconciliación nacional.

Es lamentable que, en lugar de enfrentar el pasado con valentía y honestidad, el gobierno regional de Madrid haya optado por eludir su responsabilidad moral. La negativa a instalar una placa conmemorativa en la Real Casa de Correos es un acto de negacionismo que perpetúa la impunidad de los crímenes del franquismo y deshumaniza a las víctimas.

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