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«Evald Ilyenkov y la filosofía soviética»: Andrey Maidansky y Vesa Oittinen

(1 de enero, 2020)

Andrey Maidansky es profesor de filosofía en la Universidad de Belgorod, Rusia. Ha publicado numerosos libros y artículos sobre Baruch Spinoza, marxismo e historia de la filosofía soviética. Uno de sus principales intereses es el conocido y controvertido filósofo soviético Evald Ilyenkov (1924-79), que dejó un vasto archivo de materiales no publicados que saldrán a la luz en una colección de diez volúmenes editados por Maidansky. 

Vesa Oittinen es profesor en el Instituto Aleksanteri, Universidad de Helsinki, Finlandia. Él y Maidansky son colaboradores habituales. Editaron juntos un libro acerca de la teoría soviética de la actividad en las décadas de los ’60 y los ’70, The Practical Essence of Man: The “Activity Approach” in Late Soviet Philosophy (Haymarket Books, 2017). 

 

Vesa Oittinen: El filósofo soviético Evald Ilyenkov murió en 1979. Desde entonces, su fama ha crecido continuamente, despacio al principio aunque recibiendo cada vez más atención internacional. ¿Cómo explicarías este fenómeno? Después de todo, la filosofía soviética en general tiene la reputación de ser más bien aburrida.

Andrey Maidansky: Efectivamente, la popularidad de Ilyenkov ha estado creciendo, especialmente durante los últimos diez o quince años, mientras el resto del marxismo soviético (con la excepción de la psicología histórico-cultural de Lev Vygotsky) se ha convertido más bien en una pieza de museo. Casi cada año vemos nuevas traducciones de los trabajos de Ilyenkov, sobre todo al inglés y al español. Recientemente, en Europa del este, se fundó el grupo llamado International Friends of Ilyenkov (su segundo simposio se sostuvo en Copenhague en el verano de 2018).

Creo que existen dos factores que contribuyen al crecimiento de la atracción hacia el trabajo de Ilyenkov. En primer lugar, una nueva oleada de interés hacia Karl Marx y hacia el marxismo en todo el mundo, en un contexto de rápida transformación social, expectativas de nueva crisis económica, etc. Ilyenkov se apropió intelectualmente de lo mejor de Marx – es decir, su método de pensamiento y su espíritu crítico. En el trabajo de Ilyenkov, el velo ideológico y escolástico que aleja a mucha gente inteligente del marxismo es mínimo. En segundo lugar, restan muchos textos en el archivo de Ilyenkov que él no pudo publicar durante su vida, y que en muchos casos son incluso más interesantes que su trabajo publicado. Me gustaría mencionar su impresionante Cosmología del Espíritu (que se ha traducido recientemente al alemán y al inglés por primera vez); sus escritos sobre psicología y pedagogía; su estudio sobre el fenómeno de la alienación del hombre en la sociedad moderna (su crítica al socialismo de las máquinas es especialmente interesante); y su investigación sobre los distintos modos históricos de alienación. El torrente de publicaciones de manuscritos de Ilyenkov tampoco ha disminuido. Más de la mitad de su legado manuscrito sigue en su escritorio. No logró imprimir ni siquiera su querido Dialéctica de lo ideal.

VO: Mencionaste la Escuela Soviética de Psicología Histórico-Cultural (Aleksey Leontiev, Lev Vygotsky). Parece que Ilyenkov se encontraba cerca de este proyecto. El nexo común entre ellos fue la teoría de la actividad, o la activity approach como fue llamada.

AM: Sí, Ilyenkov se consideró a sí mismo un experto en esta potente escuela de psicología. Escribió acerca de “la superioridad de la escuela de Vygotsky sobre cualquier otro esquema de explicación de la psique”, explícitamente asociándose a sí mismo con ella. Ilyenkov trabajó sobre las líneas de Leontiev y Peter Galperin en la teoría de la actividad, que es una de las ramas de la escuela de Vygotsky, que presenta la psique como un modo de búsqueda y orientación de la actividad. En el caso de los seres humanos, esta actividad está mediada por el mundo cultural de los objetos y artefactos creados por ellos mismos.

Ilyenkov estaba especialmente interesado en el proceso de interiorización – la mecánica del enraizamiento o integración (término de Vygotsky) de funciones culturales en la psique individual (inicialmente, un animal no-humano). En ese momento, una personalidad humana se desarrolla. Este sutil proceso se ve de forma especialmente clara, como en una película de slow-motion, en el experimento Zagorsk con niños sordo-ciegos. Ilyenkov dedicó más de diez años de su vida a ello. Tras su trágica muerte (se suicidó en 1979), su estudiante Sasha Suvorov escribió un poema dialogado sobre él, “El foco del dolor”, y otra estudiante, Natasha Korneeva, llamó a su hija Evaldina.       

VO: Más allá de estas afinidades con la Escuela Soviética de Psicología Hisórico-Cultural, Ilyenkov no era psicólogo sino filósofo. ¿Creo que debió ser él quien inició la activity approach en la filosofía soviética, una aproximación que previamente se había utilizado tan solo en psicología?

AM: Ilyenkov fue antes que nada un filósofo, por supuesto, y en el campo de la psicología lidió con los problemas de orden metodológico general: cómo la psique se forma y cuáles son sus principales “células germinales”, qué es la personalidad, etc.

Y respecto de la activity approach, esta se recogió formalmente en los manuales de filosofía marxista a través de citas relevantes de las Tesis de Feuerbach de Marx, sobre la actividad objetiva y práctica y la necesidad no solo de interpretar el mundo sino de cambiarlo. El término activity approach no se usa en los libros, pero Ilyenkov tampoco lo usó (actividad en forma de adjetivo, dejatel’nostnyi, no aparece en sus trabajos). Sin embargo, fue Ilyenkov quien volvió primero su atención hacia el reto de explicar la génesis y la estructura del pensamiento humano sobre las bases de la actividad objetiva.

En términos más generales, el caso le apareció del siguiente modo. La actividad humana le da la vuelta a los fenómenos naturales, revelando en la práctica la forma pura (ideal) de las cosas. Y solo entonces, estas formas, mezcladas en el entramado de la civilización, se imprimen a sí mismas en la mente humana como “ideas”. Los cambios prácticos del mundo sirven como base y fuente de la percepción artística y del pensamiento lógico, así como de todas las habilidades humanas específicas.

Este principio fue adoptado por los talentosos estudiantes de Ilyenkov – Yury Davydov, Lev Naumenko, Genrikh Batishchev, y otros. Desafortunadamente, sus principales trabajos no fueron traducidos a lenguas extranjeras. Un lector inglés puede hacerse una idea de ellos, tal vez, a partir del libro que editamos hace un par de años.

VO: Ilyenkov no fue tan solo un filósofo profesional sino que también quiso que sus ideas sobre la actividad pudiesen aplicarse a la educación en la sociedad soviética. Aquí podemos apreciar una unión entre teoría y práctica.

AM: Eso es cierto, Ilyenkov nunca fue un filósofo de butaca. Durante la II Guerra Mundial sirvió como artillero, en tiempo de paz diseñó aparatos de radio (incluyendo una gran grabadora con una excelente calidad de sonido), e incluso instaló un torno en su estudio. También trabajó mucho en economía y psicología pedagógica.

Ilyenkov estaba atormentado por una cuestión: ¿Por qué el estado no se marchitaba en los países socialistas, en contra de la predicción de Marx? ¿Por qué la sociedad no se dedicaba a un autogobierno comunitario? Al contrario, el poder del estado sobre la personalidad humana había crecido enormemente. Ilyenkov concluyó que con tal de construir una sociedad con rostro humano, la personalidad debía transformarse. De ahí su entusiasmo en el experimento Zagorsk con niños sordo-ciegos, en el que los principios de nutrir una nueva personalidad podían ser perfeccionados y probados en la práctica. La psicología histórico-cultural y el desarrollo de la pedagogía deberían enseñarnos cómo formar personalidades harmónicas, que pudiesen deshacerse del yugo de las mega-máquinas de alienación – el estado y el mercado.

Alguien podría llamar a esto, tal vez, pedagogía utópica. Pero, como dijo Oscar Wilde, “un mapa del mundo que no incluya la Utopía no vale la pena mirarlo, porque deja fuera el único país al que la Humanidad se dirige siempre”.

VO: Visto desde el presente, la contribución más original de Ilyenkov a la filosofía marxista tal vez fue el concepto de ideal, un concepto que desde entonces ha sido muy debatido.

AM: La publicación del artículo de Ilyenkov en 1962, “El Ideal” en la Enciclopedia filosófica causó un gran recrudecimiento de la controversia en la comunidad filosófica soviética. El telón de acero ideológico prevenía que la discusión se extendiese más allá de la Unión Soviética. El trabajo más importante de Ilyenkov en este sentido fue traducido al inglés muy recientemente y publicado en Dialéctica del Ideal, con comentarios clarificando el polémico contexto alrededor de la noción de ideal.

El destino de su último manuscrito no fue fácil. El director del Instituto de Filosofía, un funcionario del Partido Comunista Boris Ukraintsev, no permitió que se imprimiese Dialéctica del Ideal durante muchos años. El manuscrito se publicó póstumamente, tras ser reducido y bajo un título modificado. Así, Dialéctica de lo Ideal llevó la hipérbole de Roland Barthes a la práctica: el nacimiento del lector se producía al precio de la muerte del autor.

Esta publicación de 1979 añadió combustible a la controversia alrededor del concepto de ideal. Mikhail Lifshits, corifeo de estética soviética, participó en la disputa. Ilyenkov trató a Lifshits con gran respeto. (Por cierto, Lifshits también fue un amigo cercano de Georg Lukács). Lifshits habló en contra de la comprensión del ideal a través de la actividad. De acuerdo con él, el concepto del ideal supone un estándar de perfección para cualquier cosa y es aplicable a todo.

Por su parte, Ilyenkov veía en el ideal “un tipo de estampa impresa en la substancia de la naturaleza por parte de la actividad social humana”. Todo lo que cae cerca del círculo de la actividad recibe el “sello” del ideal, deviniendo (mientras la actividad persista) la morada y la herramienta del ideal. La corteza cerebral se vuelve un instrumento del pensamiento, oro y plata se convierten en dinero, y el fuego aparece como la deidad del corazón. Incluso las estrellas en el cielo se convierten en los signos del zodíaco, en brújula o calendario. Ilyenkov llama al ideal una “relación de representación” de las cosas (de su esencia interior y de sus leyes de existencia, para ser más precisos) dentro de la actividad humana, dentro del proceso de producción de la vida social.

Ilyenkov estuvo muy interesado en el problema del orden social ideal. En su libro De ídolos e ideales (1968), trató de dibujar el vector del movimiento comunista en el mundo moderno. Él entendía el comunismo como el proceso de transferencia de funciones de organización la vida social hasta las manos de la gente individual, o, en otras palabras, como el proceso de reemplazar las maquinarias del mercado y del estado por “la organización del autogobierno”. El joven Marx llamó a esto la “eliminación de la alienación” y la “reapropiación del hombre” (der menschlichen Widergewinnung).

Para disgusto de Ilyenkov, aquella “pesadilla cibernética”, el ídolo de la Máquina que tanto le aterrorizaba, apareció en la Unión Soviética bajo el disfraz del ideal comunista. Fue el socialismo maquinal lo que se construyó en el país en vez de una sociedad “con rostro humano”. Creo que esto socavó su voluntad de seguir viviendo. 1984 de George Orwell (que fue prohibido en la Unión Soviética) se volvió su libro preferido. Ilyenkov lo leyó en alemán e incluso lo tradujo al ruso para uso personal.

VO: Ilyenkov tenía la reputación de ser un marxista hegeliano. Me parece, de todos modos, que no era el mismo tipo de hegeliano que, por ejemplo, la escuela de Abram Deborin de los años 20 en la temprana filosofía soviética. ¿Tal vez podríamos compararle con Lukács?

AM: Como filósofo, Ilyenkov creció con los libros de Hegel. Estaba muy impresionado por el panfleto de Hegel ¿Quién piensa abstractamente? Lo tradujo y lo comentó dos veces en 20 años. A la vez, él le reprochaba a Hegel pensar demasiado abstractamente – le reprochaba haber convertido las fórmulas de la dialéctica en “contornos apriorísticos” y una “actitud arrogante y de desprecio hacia el mundo empírico, la realidad dada, los eventos, los fenómenos”. Las principales luces del materialismo dialéctico (Ilyenkov menciona los nombres de Georgi Plekhanov, Joseph Stalin, y Mao Zedong) heredaron ese pecado original del idealismo de Hegel.

Ilyenkov realizó una reprensión contra los seguidores de Plekhanov dirigidos por Deborin. Ellos crearon cursos escolares sobre el diamat y el histmat (abreviatura de materialismo dialéctico e histórico), que provocaban náuseas a Ilyenkov. En la literatura occidental a menudo se clama que Ilyenkov continuó la línea de Deborin en filosofía marxista. Esa opinión me parece incorrecta, aunque no niego la afinidad entre esos dos modos de entender el objeto de la filosofía y ciertas categorías de la dialéctica, así como el hecho de que ambos tenían simpatías comunes hacia Hegel y Spinoza.

Lukács es otra cuestión. Ilyenkov valoraba mucho su libro El joven Hegel y los problemas de la sociedad capitalista; lo tradujo y comentó ampliamente con sus estudiantes. En el archivo de Ilyenkov se preserva su revisión de la Ontología del ser social de Lukács, al principio de los años 70. Está escrita con gran respeto hacia Lukács, que murió en 1971, más allá de que Ilyenkov se opuso implacablemente a la ontologización de la dialéctica. A sus ojos, Lukács era un representante del mejor y más vibrante marxismo tradicional, en contraste con la escolástica del diamat, que nació muerto.     

VO: En el presente estás editando las Obras completas de Ilyenkov. ¿Podrías decirme un poco más sobre ese proyecto? También sería interesante saber cómo los materiales no publicados del archivo afectarán a la imagen establecida de su filosofía.

AM: En febrero de 2019, el primero de 10 volúmenes de las obras completas de Ilyenkov apareció de Rusia. Habíamos preparado tres volúmenes más para imprimir. El académico Vladislav Lektorsky, la hija de Ilyenkov Elena Illesh y yo mismo trabajamos en ellos. La publicación de los materiales pendientes del archivo de Ilyenkov puede añadir nuevas características a su imagen, pero no la va a afectar significativamente. La parte principal de su archivo ya ha sido publicada. Sobre los trabajos todavía no publicados, destacaría el manuscrito de su último libro, que critica el proyecto tecnócrata de construcción del socialismo que Ilyenkov creía que se estaba llevando a cabo en la Unión Soviética. Al no estar permitido criticar directamente el sistema, Ilyenkov discutió con sus ideólogos, como Alexander Bogdanov (el aliado más cercano a V.I. Lenin durante cierto periodo, y su oponente en filosofía) y el filósofo marxista contemporáneo Adam Schaff.

De todos modos, los censores soviéticos bloquearon cualquier cosa escrita por Ilyenkov sobre este tema. Solo un año antes de su muerte se publicó su último libro – e incluso entonces, censurado fuertemente y con un título elegido por algún censor: Dialéctica leninista y metafísica del positivismo.

VO: Una final e inevitable cuestión: ¿Ves alguna laguna o punto problemático en la filosofía de Ilyenkov?

AM: Grandes pensadores, como Ilyenkov, cometen errores inteligentes. Sus errores nos proveen de material valioso para la reflexión e indican los puntos de desarrollo de una teoría. Esto es, son errores objetivos, condicionados por el espíritu de los tiempos y por las contradicciones en el objeto de investigación, y no por una debilidad subjetiva de la mente.

Hay problemas contra los que Ilyenkov trabajó duramente, pero que no pudo resolver – como, por ejemplo, la ya mencionada extinción del estado. La laguna más seria podría encontrarse en este área. Ilyenkov graciosa y frecuentemente criticó la idea de designar una “Máquina más inteligente que el hombre”, es decir, un súper ordenador capaz de planear el desarrollo económico y de gestionar la vida social mejor que las personas. De todos modos, él nunca planteó la pregunta obvia (para marxistas): ¿Cómo puede un aparato electrónico programable ayudarnos a “terminar con la alienación” y a “reapropiarnos del hombre”? Si “el molino manual trae la sociedad con el señor feudal y el molino de vapor trae la sociedad con el capitalista industrial” (Marx), entonces ¿qué sociedad nos daría un molino basado en un ordenador?

Para mí, personalmente, las discusiones sobre la mente con Ilyenkov son especialmente interesantes y útiles. El concepto de “cuerpo pensante”, que Ilyenkov atribuía a Spinoza, me parece inadecuado y confuso (tuve que librar una feroz discusión con los estudiantes de Ilyenkov sobre este concepto). O, más recientemente, en las páginas de Mente, Cultura y Actividad yo defendí el punto de vista de Vygotsky sobre el afecto como “célula germinal” de la psique contra la posición de Ilyenkov, que consideraba la imagen sensorial como “célula”. Pero incluso en esos casos, yo estoy acostumbrado a ver las cosas a través de unas lentes de categorías lógicas pulidas por Ilyenkov. Todavía no he encontrado unas lentes teóricas mejores.

Traducción de Cristina García para Marxismo Crítico

Fuente: https://monthlyreview.org/

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