Todo está evolucionando

La forma de trabajar y cómo realizamos nuestro trabajo está cambiando, sobre todo por la irrupción de las nuevas tecnologías. Hoy no se entiende ningún trabajo, independientemente de su naturaleza, que no se complemente con la utilización de mínimo un smartphone. Disponemos de la información en tiempo real, ya sea por el uso del correo electrónico o de distintas aplicaciones en función de nuestras necesidades, bien sean de mensajería o específicas para nuestro trabajo cotidiano.

Conforme el trabajo adquiere un mayor componente técnico, el número de dispositivos y aplicaciones a utilizar se va incrementando de forma exponencial, hasta el punto de ser un verdadero problema cuando falla la conexión de Internet o nos quedamos sin batería.

El problema de la edad para adaptarse a las nuevas tecnologías

Los trabajadores de cierta edad, sin considerarnos mayores, no dejamos de ser de algún modo inmigrantes digitales. Hemos llegado a todo esto sin una experiencia previa y vamos adquiriendo el conocimiento día a día y según nuestras necesidades de forma autodidacta. Las nuevas generaciones, aquellas que ahora están terminando sus estudios universitarios y están próximas a introducirse en el mercado laboral, por su parte ya han crecido y convivido desde edad temprana con la tecnología digital.

Si estamos de acuerdo en que esto es una realidad, tenemos que retrotraernos un poco más y pensar en los más jóvenes, los que están empezando a dar sus primeros pasos y que solemos llamar nativos digitales. Es llamativo observar la naturalidad con la que cualquier niño de escasa edad coge entre sus manos y maneja, sí maneja, cualquier elemento tecnológico. Adquiere hábitos y gestos con gran facilidad en el uso de pantallas táctiles, hasta el punto que uno llega a pensar que traen de serie algún gen que en nuestra generación no existía. Es como si sus manos ya estuvieran preparadas para el uso de cualquier gadget.

Aprovechar la propia inercia de nuestros nativos digitales

Todo lo anterior nos lleva a pensar que hemos de aprovechar su propia inercia, ese conocimiento innato, esas facultades. En definitiva, ese potencial para educar a nuestros hijos en el uso correcto de las nuevas tecnologías, en el sentido más amplio del término.

Son cada vez más los centros educativos que están apostando por el uso de dispositivos móviles tipo tabletas como parte de los materiales de enseñanza para el día a día. Como no puede ser de otra forma, se apuesta porque se implante en cursos cada vez más tempranos.

Por la experiencia que se ha podido observar, los beneficios son innegables y de índole diversa.

Por una parte el más evidente es la sustitución de los libros en papel como material de estudio por los digitales. Esto conlleva múltiples ventajas, siendo la primera ergonómica, pues el peso de la mochila disminuye considerablemente, con la consecuente reducción de riesgos de lesiones de espalda. Este detalle parece superfluo, pero en general es una tendencia importante en todo el cambio a lo digital. Tenemos más información más fácilmente accesible.

Además de lo anterior, los libros digitales están continuamente actualizados y con infinitas posibilidades a nivel académico, como es la inclusión de elementos audiovisuales para el apoyo de los contenidos o realizar exámenes de autoevaluación. Los libros educacionales digitales pueden aportar mucho más valor que los tradicionales.

Esta forma de trabajar es totalmente diferente a la usada por generaciones anteriores, donde los materiales eran bastante exiguos y estábamos a la espera de nuevas ediciones para que se actualizaran los contenidos. Por no citar los materiales de consulta, que eran muy escasos y de fuentes muy limitadas.

Pero además de la faceta puramente académica, el uso de recursos electrónicos conlleva una nueva forma de trabajar que hay que explotar desde las más tempranas edades. Nuestros jóvenes, se hacen desde muy temprano con el uso de una agenda electrónica que les permite organizar su trabajo. Disponen de correo electrónico como herramienta de comunicación tanto con profesores como con compañeros, no muy distinta de como se realiza profesionalmente. Usan constantemente aplicaciones educativas de distintas plataformas, como Google Classroom, iTunes U o similares, además de los propios cursos online.

Educando a futuros profesionales digitales

Todo esto facilita el estudio del alumno y la comunicación con los profesores, disponiendo de la información, en este caso referente a tareas o calificaciones, en tiempo real en el momento en que el profesor las incluye en la plataforma.

Pero además de utilizar los recursos que ya existen, los cuales facilitan el aprendizaje, indirectamente y de forma fácil se está instruyendo al niño para convertirse en un profesional digital del mañana. Estas tecnologías y la forma de trabajar no le sean ajenas pues desde muy joven forman parte de su quehacer diario a la vez que le será extremadamente fácil adaptarse a nuevas herramientas o aplicaciones según su entorno de trabajo.

Recelos y dudas razonables que pueden plantearse

Aunque parece evidente que aparecen múltiples ventajas con la introducción de los dispositivos electrónicos en las aulas, como parte de los recursos de aprendizaje, es lógico en principio recelar de ellos por diversos motivo,s algunos de los cuales se exponen a continuación.

En primera instancia, lo primero que extraña es poner en manos de un niño de corta edad un dispositivo electrónico de un valor económico considerable y relativamente frágil. Lo que llama la atención es cómo los niños, de manera absolutamente natural, manejan los dispositivos sin plantearse en ningún momento que pueda haber accidentes. Para ellos una tablet o un smartphone son objetos tan cotidianos que no les ponen el valor que los adultos vemos.

Por otra parte, los padres pueden tener el recelo de proveer al niño de un dispositivo con múltiples posibilidades y con acceso a la red. En este caso, existen aplicaciones que limitan el uso de las tabletas y dispositivos, adaptándolas a las edades y necesidades de los niños que profesores y tutores manejan según las circunstancias.

Ahora bien, desde el punto de vista educativo, lo que en principio podría plantearse como un inconveniente hemos de convertirlo en una oportunidad, pues nos permite educar desde muy temprana edad a los pequeños en el uso de tecnologías digitales. Debemos plantearles las múltiples ventajas que conlleva su manejo, pero también los peligros que se derivan del propio entorno en el que se usan. Esto incluye la educación en el uso de redes sociales y navegación por la red. Hemos de pensar y no podemos ser ajenos a la realidad que el uso de los móviles está cada vez más universalizado y se hace a más temprana edad por lo que es fundamental una educación previa que evite malos hábitos o usos inadecuados.

A modo de conclusión

Todo avanza a una velocidad que era difícil imaginar hace apenas unos años no tan lejanos. Aún recuerdo cuando la fibra o el ADSL eran prácticamente ciencia ficción y los más afortunados disponíamos de un módem para conectarnos a Internet a unas velocidades que hoy en día no se conciben. De repente, el acceso a smartphones, aplicaciones de todo tipo parece un bien básico y universal.

Por ello no podemos ser ajenos a esta realidad. Dado que nuestros jóvenes han nacido y están creciendo como parte activa de este desarrollo digital, hemos de aprovechar esa inercia para potenciarlos desde la edad más temprana. Esto debe hacerse de forma conjunta con su colegio o instituto y, cuando sean más mayores, con la Universidad. La educación digital debe ser un paso previo a la vida laboral.

 Juan Carlos Gómez